Nicolás Martins

Estudiar en Australia fue una experiencia inolvidable. Luego de un largo proceso de aplicación y entrevistas en el marco del programa ADS (Australian Development Awards), llegué a Camberra el 3 de Enero de 2013, el día de mi cumpleaños, junto a mi esposa Mercedes, para estudiar un Master of Public Policy en The Australian National University. Al principio fue un shock para nosotros estar en una cultura nueva, en otro país, en otro continente, colmados de eventos y nuevas amistades. Luego del curso de inducción aprovechamos unos días, a mediados de Febrero, para ir a conocer las ciudades más importantes aledañas a Canberra, tales como Sidney y Melbourne. Al regreso de esas mini-vacaciones, finalmente instalados en el campus de ANU, llegó el momento de elegir los cursos, asistir a las clases y tutoriales, comenzar a leer los famosos “bricks” (grandes cuadernillos anillados que contenían la bibliografía de cada curso) y a preparar los assignments, incluyendo ensayos, y exámenes. Fue en ese momento en que comencé a sentir un poco de nostalgia, y a dejar de ver a Camberra tan linda de como la veía al principio: grandes espacios arbolados, con la naturaleza en su máxima expresión, y la calma de un pueblo-ciudad que alberga la mayor parte de la administración pública federal de Australia. Sin embargo, apenas me acomodé, recuperé el impulso que me había llevado hasta allí, y desarrollé actividades académicas extra-curriculares en el marco de la asociación de estudiantes de posgrado de la Crawford School of Public Policy, donde realizamos eventos que incluyeron charlas sobre temáticas de índole global, con la participación de embajadores de distintos países, y la proyección de películas que representaban la variedad étnica y cultural que existía entre mis compañeros de clase del Master. Haber realizado esta experiencia con mi esposa, no solamente me hizo la estadía en otro país mucho más amena, sino también la enriqueció a ella. Durante el primer semestre, Mercedes aprovechó para estudiar inglés, y fortalecer su confianza en el idioma. Eso le permitió conseguir trabajo en el campus de la facultad, durante el segundo semestre, lo que la mantuvo entretenida, y le facilitó la práctica del idioma en forma diaria. Poco tiempo después, y casi sin darnos cuenta, la experiencia estaba completada, y ya estábamos encarando el rumbo de regreso nuevamente hacia nuestro país. Repasando la experiencia en ANU, para todos aquellos que estén pensando en la posibilidad de aplicar a esta universidad, les recomiendo hacerlo si están buscando una experiencia universitaria única, bajo un clima de estudio al estilo de campus y con infraestructura física y académica de primer nivel. Sin lugar a dudas, ANU es una universidad que se encuentra entre las top 30 a nivel mundial, y a nivel top 10 en Políticas Públicas. La calidad y seriedad de su staff académico, sumado a los grados de libertad para elegir materias y cursos, y la posibilidad de acceder a conferencias de investigadores, funcionarios y personajes públicos internacionales de primer nivel, en forma gratuita, hacen de esta universidad una experiencia invalorable.