ALEJANDRO BONOFIGLIO

MONASH UNIVERSITY - MBA

Muchos de nosotros experimentamos esa latente necesidad de experimentar qué se siente vivir en otro país. Vivir en carne propia una cultura diferente reflejada en el idioma, el paisaje, y en los hábitos cotidianos. Mi intención de mudarme al extranjero estuvo siempre rondando en mi cabeza y en 2013 decidí hacer de ese plan una realidad.

Motivado por el deseo de mudarme al extranjero para estudiar un MBA, una familia amiga me puso en contacto con Carola Wober. Carola analizó mi caso y me guió a través de las distintas Universidades y alternativas a las que podía acceder en Australia.Entre las opciones en la mesa, decidí estudiar en Monash University, en la ciudad de Melbourne. Carola me dió la oportunidad de juntarme personalmente con la entonces Directora del MBA quien se encontraba promocionando la Universidad en Buenos Aires; lo cual fue un punto crucial, no solo para mi aplicación, sino para mi decisión con respecto a Monash.

El tiempo no estaba a mi favor en cuanto a realizar mi aplicación, pero Carola gestionó cada paso necesario de forma excelente. Me indicó que debía rendir el IELTS (test internacional de nivelación en el idioma inglés), listó todos los documentos que necesitaba presentar, y actuó como intermediaria entre la Universidad y yo. Carola es, además, traductora certificada por NAATI; lo cual no es un dato menor, ya que el gobierno Australiano no acepta cualquier traducción.  

En este momento (Junio 2016), me encuentro trabajando para una petrolera australiana en el departamento de Cuentas a Cobrar. Alquilo un cuarto en una casa compartida (bastante común en Australia) y tengo un ingreso que me permite vivir cómodo y ahorrar. Durante mi tiempo en Australia (y contando) conocí un sinfín de personas de múltiples nacionalidades (entre ellas: Indonesia, Filipinas, China, India, Taiwán, Bután, Kirguistán, Laos, México, Colombia, Inglaterra, Francia, Singapur, Estados Unidos, y Malasia) y tuve la oportunidad de experimentar las diferencias entre sus culturas, comidas, y vivencias.

Lamentablemente, hasta ahora no conté con el tiempo o los recursos para recorrer Australia, pero Melbourne es absolutamente increíble. Votada como la ciudad “más vivible del mundo” por cuatro años consecutivos, realmente hace honor a su título. Una mezcla entre ciudad y playa, rodeada de suburbios, y solo a 2 horas de distancia de centros de ski; realmente no existe mucho que Melbourne no ofrezca. El clima es similar al de Buenos Aires, aunque mucho mástemperamental. Melbourne es, también, la ciudad de las 4 estaciones en un día, y bien lo demuestra; lluvia, viento, sol, frio y calor conviven en un mismo día con total naturalidad.

Por momentos, el inglés es el idioma menos hablado por la calle; y el respeto a lo diferente es absolutamente palpable. Muchas religiones y opiniones conviviendo en un mismo lugar como nunca lo había visto antes. Una vez que uno logra asentarse y encontrar un trabajo estable, todo lo demás viene solo, ya que aquí el salario mínimo permite a uno vivir decentemente. Los precios son altos pero los salarios también, por lo que cuando uno tiene un trabajo todo parece más accesible. En el caso de viajar por estudio, uno tiene que poder maniobrar las restricciones laborales que la visa de estudiante plantea; en mi caso, mi familia fue un gran apoyo económico en los momentos de menos trabajo. Las amistades se generan de a poco, y como muchos están en la misma situación, uno va creando su propia familia de amigos cercanos con quienes pasar los fines de semana y las fiestas.

 

No voy a decir que la decisión es fácil, ni que establecerselo es; porque no sería cierto. Pero sí puedo decir, que aún si me hubiera vuelto ni bien terminaba mis estudios, la experiencia hubiera sido igual de increíble. Me ha hecho crecer como persona y me ha abierto la mente de una manera impensable; pero no lo hubiera podido haber logrado si no hubiera tomado esa primer decisión de salir de mi casa y averiguar alternativas.

 

Alejandro D. Bonofiglio.